El retorno de la presidente y los cambios del Gabinete. Renovación de formas y retorno a los Ministros con autoridad. Desbande del oficialismo. Los derrotados: Macri y Scioli. Massa en confusión viaja a España. La oportunidad para la coalición no peronista en alza.
Dijimos hace unas emisiones atrás que el kirchnerisnmo siempre tuvo en cuenta dos factores para lograr gobernabilidad: expectativas políticas y superávit comercial y de balanza de pagos. Las PASO fueron la medida exacta de cuáles son las expectativas que los argentinos tenemos del segundo mandato de Cristina Fernández, dos de cada tres votos no acompañan y señalan el final de un ciclo de diez años de permanencia en el poder. Por otro lado, la billetera sufre un adelgazamiento exprés, luego de aplicar medidas macroeconómicas a contrapelo de la teoría más elemental, socavando los pilares del “modelo” a favor de un esquema facilista y dispendioso, cuyos resultados además, distan de todo lo propalado por la maquinaria de propaganda oficial. Por caso, la educación recibirá en las próximas semanas una muy mala noticia con respecto a su calidad medida por el sistema PISA; la pobreza se encuentra en niveles mucho más altos que los indicados por el Indec mentiroso y terminal; la política de seguridad no encuentra norte y sus ejecutores se enzarzan en discusiones menores como la aplicación o no de la Ley de Derribo o la multiplicación de policías; el empleo está estancado y sólo crece marginalmente por efecto del aumento del empleo público; la crisis energética no puede ser explicada por la acción de Repsol; etc.
Obligada por esta circunstancias, a la que se suma una salud quebrantada por un trajinar demoledor y omnipotente, la presidente optó por el habitual recambio de Jefe de Gabinete, al igual que hizo con Alberto Fernández luego de la derrota del 2009. Sin embargo, la apariencia de este cambio sugiere una renovación de las expectativas si tenemos en cuenta que ha sido adornado con otros ingredientes capaces de generar expectativas, al menos de corto plazo.
La designación del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich como Jefe de Gabinete viene acompañada de la puesta en acto de aquello que prescribe la Constitución de 1994 para la figura de Ministro Coordinador. No es un primus inter pares de los otros Ministros, sino un superior que sólo consulta con el presidente y lo preserva tanto de los avatares de la gestión como de los costos políticos de los desaciertos de la administración. Por eso, el nuevo Jefe está llamado a ser el actor central de los próximos dos años, si es que la vorágine de los problemas económicos graves no lo consume antes. Para acompañarlo, Axel Kicillof será el Ministro de Economía, devolviendo a esa cartera un personaje de peso, o por lo menos que amaga con tener un protagonismo superior al de sus antecesores desde que Roberto Lavagna dejara el gobierno en el año 2005.
Los cambios hasta aquí, muestran una apertura hacia la institucionalidad reclamada por un amplio sector de la sociedad: reuniones mensuales del Jefe de Gabinete en el Congreso; reuniones anunciadas con el gobernador de Santa Fe Antonio Bonfatti y de la Ciudad, Mauricio Macri; conferencias de prensa que serán “korachianas”; y diálogo con los trabajadores – aunque sólo con las centrales “amigas” – y los empresarios.
La frutilla del postre fue la salida de Guillermo Moreno del elenco estable, otra concesión a dos de cada tres votantes, pero no necesariamente un cambio en el rumbo económico. Capitanich se encargó de advertirlo: “que Moreno no esté no significa que esto sea un viva la Pepa”. En última instancia Kicillof podría ser un modelo mejorado y académico del jefe del Mercado Central.
Todos estos cambios de nombres y de roles no aseguran un abordaje distinto de los serios problemas económicos que atraviesa el país y no dejan de traslucir cierta improvisación que se irá despejando o acentuando en las próximas semanas. El Jefe de Gabinete ha pedido las estructuras del Estado para hacer cambios, nuevos Ministerios, otras estructuras para la gestión y para la moneda de cambio con sectores del peronismo con los que debe negociar para evitar la emigración hacia Sergio Massa y la derrota definitiva de Daniel Scioli. También muestra una hiperkinesia contrastante con el rol de propagandista faldero de un hoy desconsolado Juan Manuel Abal Medina.
No hay dudas acerca de la regeneración de expectativas, pero hay muchas acerca de cómo se detendrá la incesante caída de reservas que alcanza un promedio de 1000 millones de dólares por mes. La mención al estudio de la matriz insumo producto hecha por Capitanich da una pista de un aumento de la injerencia del gobierno en las empresas y plantea una tecnologización extrema del esquema aplicado por Moreno a fuerza de insultos y amenazas. Seguramente ninguna medida económica será de shock y un desdoblamiento cambiario parece alejarse del menú de opciones.
Una vez que la gestión “Kokicillof” plantee el diseño cambiario, el marco fiscal y monetario, la política de financiamiento y productiva sectorial, junto con soluciones para la evolución declinante de la inflación, se verá la sostenibilidad o no del nuevo esquema que deberá ser acompañado por un contexto externo con posibilidad de adquirir reservas en los mercados internacionales.
El futuro es una incógnita con un gobierno más débil que nunca y en franco desconcierto. El comportamiento de Ricardo Etchegaray comprando para su hija los autos de lujo que drenan divisas del país y hoy el gobierno pretende frenar con impuestos; el de Martín Insaurralde conjugando la peor simbología del menemismo de relación con una vedette, viaje de placer a Miami y descanso en plena crisis de gobierno; la furia de la oposición y de algunos diputados y senadores del FpV con Julián Domínguez que introdujo una retrógrada cláusula para considerar al embrión como persona en el nuevo Código Civil y los roces mediáticos entre kirchneristas, como el de Carlos Kunkel tratando de “carroñero” al titular del AFSCA Martín Sabatella, son algunos de los hechos que indican el deterioro de la cohesión interna del bloque gobernante, un verdadero final de fiesta.
Mientras tanto, la presidente hizo su reentré, luego de cuarenta y siete días de reposo absoluto, con un video casero elaborado por su hija Florencia. De semblante espléndido y con un discurso por momentos desconcertante, para algunos cultores de las interpretaciones lacanianas, no hay duda que con su mensaje Cristina Fernández nos quiere “meter el perro” y cambiar la derrota por un triunfo, maquillaje por cambios reales.
El retroceso
La peronización del kirchnersimo decidida por Cristina Fernández consiste en una convocatoria a un conjunto de gobernadores e intendentes del conurbano que necesitan “argumentos” que los convenzan de que Massa ha visto lo mejor y tendrá que buscar fuera del peronismo a sus aliados y sus votos en el 2015. Por eso desplazó a los blancos fáciles de su troupe: Moreno; Lorenzino; Abal Medina y Marcó del Pont.
En ese contexto, Jorge Capitanich, tan menemista como duhaldista o cristinista se desee, no es precisamente un setentoso o un trasnochado “revolucionario” de La Campora. Es un peronista católico, conservador y de ideas económicas heterodoxas que tiene relaciones con gobernadores similares a él. Desde esa visión, representa un alejamiento de las banderas que sostiene el gobierno; un golpe para el relato y una muestra más de pragmatismo; como el acuerdo con Chevron, otro elemento retrógrado de un gobierno acorralado por su pésima política energética.
El mismo Kicillof es una incógnita. Sin ser un advenedizo, no cuenta en su haber logro importante alguno, pese a sostener una multiplicidad de cargos en varios lugares estratégicos del Estado desde hace tres años. La brecha entre la academia y la vida real parece costarle mucho, como al ex Jefe de Gabinete.
Si los ministros de peso son la orden, el canciller Héctor Timmerman desentona como una mancha de tomate en un vestido de novia. Su trabajo sobre las relaciones exteriores se ha limitado a obedecer órdenes, sin advertir cuantas de ellas han hecho mucho daño al Mercosur, hoy prácticamente en extinción, lo que puede considerarse un gran retroceso para las posibilidades de producción y para la meneada industrialización. También han afectado a las relaciones con los países vecinos y a la consideración de la Argentina en general.
No cabe duda que la mencionada reforma al Código Civil es otro gran salto hacia atrás que hasta da por tierra con la Ley de Fertilización sancionada recientemente. Aquí se juega algo muy importante, por esta razón Capitanich – que está de acuerdo con el cambio retrógrado – dispuso su discusión en Diputados por las sesiones ordinarias del 2014.
Ese Código busca, además, despegar de la responsabilidad a los funcionarios públicos por sus acciones, tales como confiscaciones, expropiaciones y demás “herramientas” de las que se han servido muchas figuras del kirchnerismo. En vez de ir por la rendición de cuentas y la responsabilidad que impone una mejor democracia se gira hacia la impunidad.
Oportunidad
La coalición no peronista, o polo democrático republicano, de excelente performance electoral en las PASO tiene ante sí una gran ventana por la cual mostrar su proyecto y sus realizaciones en gobiernos provinciales y locales para ser una opción en el 2015. Con un peronismo fraccionado – candidato k + Scioli -; Sergio Massa por afuera y Mauricio Macri sin proyección nacional, el panorama es auspicioso. Visibilidad de sus candidatos para que puedan comunicar sus propuestas y soluciones para los problemas que aquejan a la sociedad y el oficialismo se empeña en ignorar, serán pasos fundamentales para consolidar este polo de carácter programático y territorial.
Categorías