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Las Relaciones entre Europa y América Latina

Participé de un Seminario organizado por la Fundación Europea de Estudios Progresistas con la presencia de actores políticos de ambos lados del Atlántico, entre los que se encontraban – entre otros- el ex Presidentes del Consejo de Ministros de la República de Italia Massimo D’ Alema, el Secretario General de la OEA José Miguel Insulza y el Asesor en temas internacionales del Presidente Lula, Marco Aurelio García. El Panel donde me tocó hacer la presentación tenía por título ” ¿Donde va América Latina?” .
Mi ponencia, luego de señalar las luces y las sombras de la historia reciente de la Región – democratización pero 22 Presidentes electos que no concluyeron sus mandatos, crecimiento entre los años 2002-2008 pero la región más desigual del mundo, fin de la tutela militar pero una tasa de homicidios anual que duplica el promedio mundial- se centró en las dificultades para afrontar los desafíos de la construcción de ciudadanías plenas en los países de América Latina.
Estas incertidumbres pueden resumirse en los interrogantes sobre la evolución de la economía global, verdadero motor de la recuperación económica de la Región, y la aptitud para la gobernabilidad democrática de los sistemas políticos de los nuestros países.
Contra éste último propósito conspira el desarrollo de los populismos que, a decir verdad, también tienen vigencia en Europa. O no son evidentes las coincidencias de Chávez y Berlusconi en su concepción patrimonialista del poder?

5 respuestas a «Las Relaciones entre Europa y América Latina»

Afortunadamente los militares se fueron pero el común de la gente está peor que antes porque muchas de las políticas que ellos empezaron a aplicar fueron perfeccionadas por los gobiernos elegidos por votación.

Muy buen hallazgo lo de Berlusconi y Chávez. En realidad, a pesar de la extrema sofistificación de los Laclau, Chantal y otros, en realidad la raíz del populismo se extiende a la vieja “demagogia” como deformación de la democracia y no es una originalidad latinoamericana. Tiene sus particularidades, todas atravesadas por la racionalidad patrimonialista. ¿O acaso no lo vemos en el carnicero “Matasiete” y el Juez de Paz del matadero, asesinando por diversión -y porque se vestía bien- al joven untitario del relato de Echeverría?
El desafío es terminar de ubicar a la Argentina y a América Latina en el mundo moderno, institucional, democrático, tolerante, plural y respetuoso de la ley. Esa será la plataforma de construcción del programa del siglo XXI: inclusión social, progreso económico, ingreso universal, desarrollo científico y técnico, federalismo democrático, participación en el mundo global con un perfil claro y avanzado…
Ese camino también atraviesa viejas ideologías, porque debe encontrar juntos a los Mujica y Lulas, con los Piñeras y Garcías, alejados de los Chavez, los Castros y los Uribes…

Hola: Gracias por los comentarios.
MAría Elisa: En la Argentina en términos políticos hay populismo en el gobierno por su desprecio a la democracia representativa y el rechazo a los controles y contrapesos institucionales.
Ricardo: Coincido plenamente con el desafío que tiene por delante nuestro país y los conceptos que nutren la plataforma del siglo XXI.

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