El Director de la Biblioteca Nacional cambió el nombre de la Hemeroteca que recordaba a un escritor que se preciaba de su antisemitismo. Este autor, condecorado por Franco y propagandista del Nazismo, había dirigido la Biblioteca desde el golpe que destituyó a Yrigoyen hasta el fin del Gobierno de Perón en 1955. Una decisión acertada que debe ser reconocida. Hace más de quince años que con Walter Ceballos lo reclamamos en la Cámara de Diputados y, mediante un artículo publicado en Clarín, en el debate público.
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