El pasado nunca termina de pasar en la Argentina. Dos hechos recientes han colocado sobre la mesa acontecimientos poco divulgados de los violentos años ‘70: por un lado, un reciente fallo de la justicia chilena referido a la denominada Operación Colombo y, por el otro, la desclasificación de un decreto secreto que el ex presidente Perón firmó poco antes de su fallecimiento.
Categoría: Política
Foco Económico -el blog que editan Juan Pablo Nicolini, Sebastián Galiani y Andrés Neumeyer- recuperó recientemente una entrevista que me hizo Juan Carlos De Pablo en 2010 frente a un auditorio de estudiantes de Economía de la UCA. Si bien han pasado siete años, siento que hay elementos de ese diálogo que son vigentes para los desafíos que hoy afrontamos. Aquí transcribo algunos pasajes.
La plata que no llega
Los argentinos tenemos una importante tarea por delante: inmunizar la inversión pública de la discrecionalidad de los funcionarios.
Los fondos recaudados por el Estado deben tener un destino previamente acordado por el Congreso y su aplicación debe hacerse según reglas preestablecidas, todo con plena trazabilidad.
Esto es, sencillamente, cumplir la ley. Hoy están en juicio cientos de funcionarios que no lo han hecho.
La pobreza, la baja calidad de la educación pública, la insuficiencia energética, la incapacidad del Estado de atender las necesidades de salud de la población, el abandono del sistema de transporte ferroviario, la escasez de viviendas (y aquellas mal construidas o sin escriturar), el incumplimiento del derecho a todos los habitantes a tener acceso a agua potable, entre otros problemas críticos de la Argentina, se deben en gran medida a que la plata no llegó donde tenía que llegar.
Usemos al G20
La globalización es un fenómeno que se viene cocinando desde hace más de cinco siglos. En las últimas dos décadas, los cambios en la organización productiva de las empresas y las innovaciones tecnológicas le imprimieron un impulso determinante.
El resultado es mixto: por un lado, se redujo la pobreza pero, al mismo tiempo, se amplio la desigualdad entre las regiones y hacia el interior de los países.
Esta mañana, tras conocerse el fallecimiento de Fidel Castro a sus 90 años, estuve conversando con Omar Lavieri y Sergio Berenstein por Radio AM950 Belgrano.
Así como Erich Honecker en Europa oriental, el personaje distintivo en nuestro continente durante la Guerra Fría, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la implosión de la Union Soviética, es Fidel Castro.
Signó a la América Latina de ese tiempo, pero su influencia en la región se fue reduciendo a partir de la ola democratizadora que se inició en Argentina en 1983 y que luego se expandió a todo el Cono Sur. El ascendiente de Castro se fue apagando hasta quedar casi circunscripto a la relación con la Venezuela de Hugo Chávez.