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Un sueño imposible

El retroceso relativo de la Argentina, incluso respecto a nuestros vecinos de la región, está fuera de discusión. En efecto, en el Índice de Desarrollo Humano confeccionado por la ONU nuestro país se sitúa en el puesto 48 sobre 193 naciones, habiendo descendido 14 posiciones entre los años 2005 y 2022.

Esa notoria regresión es la consecuencia de una “policrisis” de naturaleza económica, política, de conductas sociales y de actitudes individuales que tiene evidentes consecuencias en el plano fiscal.

La actual Administración subestima la complejidad del problema y asume que la dimensión fiscal explica por sí sola la crisis multidimensional que agobia a los argentinos y, además, ha decidido afrontarla con desinhibido desapego a los principios del estado de derecho.

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Economía Política Sociedad

La pobreza está profundamente vinculada a la debilidad institucional

El pasado lunes 30 de septiembre conversé con Carlos Pagni en su programa Odisea Argentina sobre los desafíos que enfrenta Argentina.

Hablé del estancamiento económico que hemos vivido desde 2011 hasta 2023, con una caída del 12% en el ingreso por habitante, lo cual ha impactado directamente en el aumento de la pobreza.

Los números recientemente publicados en el informe de la Encuesta Permanentes de Hogares (EPH) del Indec son estremecedores:

  • La pobreza creció hasta 52,9% en el primer semestre del año, alcanzando a 24,9 millones de personas en Argentina.
  • Más de dos tercios de los menores de 18 años son pobres en nuestro país.
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Política Sociedad U.C.R.

La autocracia de mercado de Milei

-Por primera vez en muchos años se encuentra alejado de la política nacional y partidaria. ¿Cómo se ve la coyuntura desde afuera, en esta especie de impasse?

-Es cierto, no tengo ningún tipo de responsabilidad política, partidaria o institucional. El tiempo, los años y la experiencia me permiten hacer un análisis fundado de lo que veo. En el mundo votaron o votarán 70 países este año, es decir, la mitad de la población mundial va a estar tomando decisiones. Pero eso no quiere decir que haya un fortalecimiento democrático, sino que vivimos una etapa de recesión democrática, donde hay una suerte de cuestionamiento extendido al funcionamiento institucional conocido como la democracia liberal. Eso para mí es un problema, tanto en la región, en América Latina, como en la Argentina y también en otros países desarrollados del mundo.

-El 10 de septiembre se cumplieron nueves meses de gobierno de Javier Milei. ¿Es lo que esperaba ver a esta altura, o le sorprende el rumbo de la gestión?

-Milei fue una sorpresa en la política argentina, el resultado de varias claves. La primera fue el clima de época global del cual hablamos, la segunda fue el desastre de cuatro gobiernos del peronismo y la tercera, las equivocaciones de la coalición Cambiemos. Milei expresó, o canalizó, la insatisfacción social, la angustia y el deseo de cambio. La pregunta es si lo que él encarna y plantea es una solución para los problemas argentinos. Mi respuesta es “No”, porque está demostrado que en América Latina los países que progresan son aquellos que tienen calidad institucional. Actualmente, hay tres países que tienen democracia plena: Uruguay, Chile y Costa Rica. Redujeron la pobreza, hicieron una buena gestión de la pandemia y tuvieron menores indices de corrupción relativos. Uno de los principales problemas es la calidad de las instituciones. El presidente Milei subestima, cuando no desprecia, la dimensión institucional.

-¿Espera un cambio de postura en algún momento del Gobierno en ese sentido?

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Artículos periodísticos Economía Opinión Política

Una necesidad imperiosa

Introducción

Las referencias que nos ofrece el mundo en esta segunda década del siglo XXI, señalan un nítido contraste con la ilusión de un futuro de paz y progreso global que se presumía cierto, al final de la guerra fría, al abrigo de la ola democratizadora y el auge de la globalización económica.

En efecto, las consecuencias negativas de los déficits de la gobernanza global y los retrocesos en la calidad de las instituciones, se potenciaron con la Pandemia  , reforzando un estado de “recesión democrática” a escala global.

En ese marco, los países de América Latina siguen lidiando, además, con los asuntos problemáticos que distinguieron su historia en el siglo pasado: el autoritarismo, la desigualdad y la violencia.

En relación a sus instituciones, desde la notoria vigorización de la corriente democratizadora iniciada con el Presidente Alfonsín en 1983, no sólo se registra la ominosa existencia de “autocracias electivas” en varios países de la región, sino que, además desde 1985, fueron 20 los presidentes que no concluyeron sus mandatos y, de ellos, solo unos pocos cesaron su gestión a través de juicios políticos sustanciados en los congresos.

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Artículos periodísticos General Opinión Política U.C.R.

La paradoja de los 40 años

“No hay, no puede haber, buenas finanzas públicas
donde no hay buena política” L.N. Alem (13/4/1890)

Una paradoja inesperada se combinó con el aniversario de los 40 años de democracia ininterrumpida en la Argentina, el período más extenso de nuestra vida institucional.

En efecto, en un desaire a la historia, asistimos a la asunción de un legítimo presidente que carece de partido; que solo cuenta con dos años de experiencia personal en la acción política y que, dueño de una personalidad extravagante, llama la atención de los observadores y analistas del exterior.

Además, la nueva administración se postula como iniciadora de un cambio revolucionario y sostiene que repondrá a la Nación en una posición de liderazgo extraviada desde hace más de cien años.

En lo que sigue se intenta, eludiendo razonamientos simplistas y el falso atajo de las frases hechas, analizar las causas de ese imprevisto resultado electoral y, a continuación, se identifican los puntos nodales  de la estrategia oficial que puede conducir a los argentinos a una mayúscula frustración colectiva.

¿Avanza la libertad ?

Una de las características que distingue a la situación global, particularmente desde la crisis financiera del 2008, es la inestabilidad sistémica y, también, la erosión de los consensos vigentes tanto domésticos como internacionales.