El retorno de la presidente y los cambios del Gabinete. Renovación de formas y retorno a los Ministros con autoridad. Desbande del oficialismo. Los derrotados: Macri y Scioli. Massa en confusión viaja a España. La oportunidad para la coalición no peronista en alza.
Dijimos hace unas emisiones atrás que el kirchnerisnmo siempre tuvo en cuenta dos factores para lograr gobernabilidad: expectativas políticas y superávit comercial y de balanza de pagos. Las PASO fueron la medida exacta de cuáles son las expectativas que los argentinos tenemos del segundo mandato de Cristina Fernández, dos de cada tres votos no acompañan y señalan el final de un ciclo de diez años de permanencia en el poder. Por otro lado, la billetera sufre un adelgazamiento exprés, luego de aplicar medidas macroeconómicas a contrapelo de la teoría más elemental, socavando los pilares del “modelo” a favor de un esquema facilista y dispendioso, cuyos resultados además, distan de todo lo propalado por la maquinaria de propaganda oficial. Por caso, la educación recibirá en las próximas semanas una muy mala noticia con respecto a su calidad medida por el sistema PISA; la pobreza se encuentra en niveles mucho más altos que los indicados por el Indec mentiroso y terminal; la política de seguridad no encuentra norte y sus ejecutores se enzarzan en discusiones menores como la aplicación o no de la Ley de Derribo o la multiplicación de policías; el empleo está estancado y sólo crece marginalmente por efecto del aumento del empleo público; la crisis energética no puede ser explicada por la acción de Repsol; etc.
Obligada por esta circunstancias, a la que se suma una salud quebrantada por un trajinar demoledor y omnipotente, la presidente optó por el habitual recambio de Jefe de Gabinete, al igual que hizo con Alberto Fernández luego de la derrota del 2009. Sin embargo, la apariencia de este cambio sugiere una renovación de las expectativas si tenemos en cuenta que ha sido adornado con otros ingredientes capaces de generar expectativas, al menos de corto plazo.
La designación del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich como Jefe de Gabinete viene acompañada de la puesta en acto de aquello que prescribe la Constitución de 1994 para la figura de Ministro Coordinador. No es un primus inter pares de los otros Ministros, sino un superior que sólo consulta con el presidente y lo preserva tanto de los avatares de la gestión como de los costos políticos de los desaciertos de la administración. Por eso, el nuevo Jefe está llamado a ser el actor central de los próximos dos años, si es que la vorágine de los problemas económicos graves no lo consume antes. Para acompañarlo, Axel Kicillof será el Ministro de Economía, devolviendo a esa cartera un personaje de peso, o por lo menos que amaga con tener un protagonismo superior al de sus antecesores desde que Roberto Lavagna dejara el gobierno en el año 2005.
Los cambios hasta aquí, muestran una apertura hacia la institucionalidad reclamada por un amplio sector de la sociedad: reuniones mensuales del Jefe de Gabinete en el Congreso; reuniones anunciadas con el gobernador de Santa Fe Antonio Bonfatti y de la Ciudad, Mauricio Macri; conferencias de prensa que serán “korachianas”; y diálogo con los trabajadores – aunque sólo con las centrales “amigas” – y los empresarios.
La frutilla del postre fue la salida de Guillermo Moreno del elenco estable, otra concesión a dos de cada tres votantes, pero no necesariamente un cambio en el rumbo económico. Capitanich se encargó de advertirlo: “que Moreno no esté no significa que esto sea un viva la Pepa”. En última instancia Kicillof podría ser un modelo mejorado y académico del jefe del Mercado Central.
Todos estos cambios de nombres y de roles no aseguran un abordaje distinto de los serios problemas económicos que atraviesa el país y no dejan de traslucir cierta improvisación que se irá despejando o acentuando en las próximas semanas. El Jefe de Gabinete ha pedido las estructuras del Estado para hacer cambios, nuevos Ministerios, otras estructuras para la gestión y para la moneda de cambio con sectores del peronismo con los que debe negociar para evitar la emigración hacia Sergio Massa y la derrota definitiva de Daniel Scioli. También muestra una hiperkinesia contrastante con el rol de propagandista faldero de un hoy desconsolado Juan Manuel Abal Medina.
No hay dudas acerca de la regeneración de expectativas, pero hay muchas acerca de cómo se detendrá la incesante caída de reservas que alcanza un promedio de 1000 millones de dólares por mes. La mención al estudio de la matriz insumo producto hecha por Capitanich da una pista de un aumento de la injerencia del gobierno en las empresas y plantea una tecnologización extrema del esquema aplicado por Moreno a fuerza de insultos y amenazas. Seguramente ninguna medida económica será de shock y un desdoblamiento cambiario parece alejarse del menú de opciones.
Una vez que la gestión “Kokicillof” plantee el diseño cambiario, el marco fiscal y monetario, la política de financiamiento y productiva sectorial, junto con soluciones para la evolución declinante de la inflación, se verá la sostenibilidad o no del nuevo esquema que deberá ser acompañado por un contexto externo con posibilidad de adquirir reservas en los mercados internacionales.
El futuro es una incógnita con un gobierno más débil que nunca y en franco desconcierto. El comportamiento de Ricardo Etchegaray comprando para su hija los autos de lujo que drenan divisas del país y hoy el gobierno pretende frenar con impuestos; el de Martín Insaurralde conjugando la peor simbología del menemismo de relación con una vedette, viaje de placer a Miami y descanso en plena crisis de gobierno; la furia de la oposición y de algunos diputados y senadores del FpV con Julián Domínguez que introdujo una retrógrada cláusula para considerar al embrión como persona en el nuevo Código Civil y los roces mediáticos entre kirchneristas, como el de Carlos Kunkel tratando de “carroñero” al titular del AFSCA Martín Sabatella, son algunos de los hechos que indican el deterioro de la cohesión interna del bloque gobernante, un verdadero final de fiesta.
Mientras tanto, la presidente hizo su reentré, luego de cuarenta y siete días de reposo absoluto, con un video casero elaborado por su hija Florencia. De semblante espléndido y con un discurso por momentos desconcertante, para algunos cultores de las interpretaciones lacanianas, no hay duda que con su mensaje Cristina Fernández nos quiere “meter el perro” y cambiar la derrota por un triunfo, maquillaje por cambios reales.
El retroceso
La peronización del kirchnersimo decidida por Cristina Fernández consiste en una convocatoria a un conjunto de gobernadores e intendentes del conurbano que necesitan “argumentos” que los convenzan de que Massa ha visto lo mejor y tendrá que buscar fuera del peronismo a sus aliados y sus votos en el 2015. Por eso desplazó a los blancos fáciles de su troupe: Moreno; Lorenzino; Abal Medina y Marcó del Pont.
En ese contexto, Jorge Capitanich, tan menemista como duhaldista o cristinista se desee, no es precisamente un setentoso o un trasnochado “revolucionario” de La Campora. Es un peronista católico, conservador y de ideas económicas heterodoxas que tiene relaciones con gobernadores similares a él. Desde esa visión, representa un alejamiento de las banderas que sostiene el gobierno; un golpe para el relato y una muestra más de pragmatismo; como el acuerdo con Chevron, otro elemento retrógrado de un gobierno acorralado por su pésima política energética.
El mismo Kicillof es una incógnita. Sin ser un advenedizo, no cuenta en su haber logro importante alguno, pese a sostener una multiplicidad de cargos en varios lugares estratégicos del Estado desde hace tres años. La brecha entre la academia y la vida real parece costarle mucho, como al ex Jefe de Gabinete.
Si los ministros de peso son la orden, el canciller Héctor Timmerman desentona como una mancha de tomate en un vestido de novia. Su trabajo sobre las relaciones exteriores se ha limitado a obedecer órdenes, sin advertir cuantas de ellas han hecho mucho daño al Mercosur, hoy prácticamente en extinción, lo que puede considerarse un gran retroceso para las posibilidades de producción y para la meneada industrialización. También han afectado a las relaciones con los países vecinos y a la consideración de la Argentina en general.
No cabe duda que la mencionada reforma al Código Civil es otro gran salto hacia atrás que hasta da por tierra con la Ley de Fertilización sancionada recientemente. Aquí se juega algo muy importante, por esta razón Capitanich – que está de acuerdo con el cambio retrógrado – dispuso su discusión en Diputados por las sesiones ordinarias del 2014.
Ese Código busca, además, despegar de la responsabilidad a los funcionarios públicos por sus acciones, tales como confiscaciones, expropiaciones y demás “herramientas” de las que se han servido muchas figuras del kirchnerismo. En vez de ir por la rendición de cuentas y la responsabilidad que impone una mejor democracia se gira hacia la impunidad.
Oportunidad
La coalición no peronista, o polo democrático republicano, de excelente performance electoral en las PASO tiene ante sí una gran ventana por la cual mostrar su proyecto y sus realizaciones en gobiernos provinciales y locales para ser una opción en el 2015. Con un peronismo fraccionado – candidato k + Scioli -; Sergio Massa por afuera y Mauricio Macri sin proyección nacional, el panorama es auspicioso. Visibilidad de sus candidatos para que puedan comunicar sus propuestas y soluciones para los problemas que aquejan a la sociedad y el oficialismo se empeña en ignorar, serán pasos fundamentales para consolidar este polo de carácter programático y territorial.
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Nuevo Número de Escenarios Alternativos
En nuestra sección protagonistas presentamos la exposición del politólogo, Natalio Botana, en la Conferencia "Democracia, coaliciones y alternancia", realizada en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, el pasado 30 de octubre.
LA HORA DE LAS COALICIONES de Vicente Palermo, avizora que un cambio de gestión es una oportunidad para adecuar nuestro sistema de gobierno a la fragmentación política actual. Un presidencialismo de coalición limitaría los liderazgos discrecionales y daría poder a los aliados.
Maximiliano Campos Ríos en EL DESARROLLO ARGENTINO SEGÚN NACIONES UNIDAS, repasa el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado recientemente, que muestra el desarrollo que la población mundial ha experimentado en los últimos 30 años, marcando una importante expansión en sus capacidades y libertades. Por supuesto que esto no ha sido equilibrado a nivel internacional, pero América Latina y especialmente Argentina, no son ajenas a esta situación.
IR MÁS ALLÁ DEL RECHAZO DE LO EXISTENTE, de Alejandro Katz, afirma que la sociedad, mayoritariamente, hizo saber al Gobierno que no desea la continuidad de su gestión. Ahora, si se aspira a un futuro mejor, hace falta que la clase política se atreva a enfrentar los problemas de fondo.
Alberto Föhrig, en NARCOPOLÍTICA: EL INGRESO EN LA ETAPA PARASITARIA señala que los especialistas usan conceptos manidos para explicar las distintas etapas por la que atraviesa el narcotráfico cuando se establece en un país. En la segunda de esas etapas, llamada “parasitaria”, los grupos narcos ya cuentan con recursos acumulados y buscan proyectarlos a la compra de influencia y protección política. En esta situación se encuentra hoy la Argentina.
En, TIPOS DE CRISIS, Roberto Frenkel dice al inicio: “Hasta el domingo pasado procuraba conjeturar la siguiente macana que instrumentaría el Gobierno y analizar cómo se adaptaría la economía a ésta. Ahora tengo la cabeza puesta en cómo lograr que la economía funcione mejor, porque hemos visto mucha gente que expresa esa voluntad. Observo que varios colegas desestiman la posibilidad de crisis por la vía de examinar las variables fundamentales y concluir que su probabilidad es reducida, en la Argentina y en América latina (AL). La discusión requiere dar mayor precisión a la noción de crisis.”
En la esfera internacional, Luis Aznar, en ¿EL INICIO DEL TRISTE Y LAMENTABLE FINAL DE UN ESCENARIO POSIBLE EN VENEZUELA? Analiza la actualidad política del chavismo antes de las elecciones de diciembre
CHINA HUYE DE DOS GRAVES PELIGROS: LA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL Y LOS DERECHOS HUMANOS, de Osvaldo Guariglia hace una restrospectiva de su participación, en 2004, en el Simposio cerrado sobre democracia, organizado por la Academia de ciencias sociales de Beijing. Eran los tiempos en que se iniciaba el período presidencial de Hu Jintao, recientemente concluido, y, sobre todo, en que un funcionario con un programa de apertura y reforma del régimen de gobierno accedía al poder como primer ministro: Wen Jiabao. Los organizadores de la Beijing Conference on Democracy se proponían obtener un panorama de las distintas concepciones que atravesaban por entonces las distintas corrientes académicas del mundo occidental.
Guillermo Vidaurreta, en ¿QUIÉN AMENAZA LA PAZ? Reflexiona sobre el proceso de deterioro de los imperios, tomando como ejemplo el romano. La “caída” no es producto de un hecho o instante determinado, sino de una larga cadena de acontecimientos que desembocan en el desenlace final o derrumbe.
Las Elecciones Win Win
Un análisis de las elecciones de medio término y sus posibles consecuencias. El fallo de la Corte y la “sensación de victoria”. Un panorama complejo con incertidumbre política y económica hacia el 2015.
El lunes 28 de octubre, según qué diario se leyera, había ganadores para todos los gustos. Un perfecto esquema win-win con argumentos para todos los que compitieron. Salvo Francisco De Narváez, cada fuerza interviniente encontró motivos para festejar, tal vez un agradable presente de los 30 años de democracia.
Sin embargo, un análisis político y no meramente matemático muestra que la elección, pese a haber sumado más votos que en las PASO, fue una clara derrota del Frente para la Victoria, si se considera que el objetivo era lograr un número de legisladores que desatara el nudo gordiano del oficialismo: la sucesión presidencial, habilitando la re reelección de Cristina Fernández.
Fue además una derrota importante por la pérdida de votos en la provincia de Buenos Aires a manos del ex Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Sergio Massa, un candidato que no es sólo mediático, como lo fue De Narváez en su triunfo de las elecciones de medio término de 2009, y que está dispuesto a pelearle a Daniel Scioli el lugar de candidato peronista del 2015.
Tanto Scioli como Mauricio Macri salieron perdidosos en términos de proyección para el 2015. El primero porque fue la cara visible de la campaña de Martín Insaurralde y el segundo porque a pesar de haber ganado más legisladores presenta debilidades territoriales y de estructura partidaria que son insalvables. En su repertorio cuenta con una imparable Gabriela Michetti y una ristra de candidatos de “estilo menemista” como futbolistas y actores que se lanzan a la política desde la plataforma de los medios.
Es curioso, pero tanto Massa como Julio Cobos y Mario Das Neves fueron parte del oficialismo y en esta elección triunfaron en sus distritos como opositores. Un síntoma de la desintegración del FpV.
Se repitieron las derrotas en Santa Cruz, esta vez a manos del radical Eduardo Costa. En Santa Fe, Jorge Obeid – ex gobernador de esa provincia – quedó tercero, detrás del humorista del PRO Miguel del Sel. En Jujuy fue derrotado sorpresivamente por una alianza entre radicales y socialistas. Y en Mendoza, el triunfo de Julio Cobos fue contundente.
Las provincias que aportaron votos al FpV fueron las acaudilladas por Gildo Insfran; Jorge Capitanich; Gerardo Zamora – desairado por la Corte en su plan eternizador – y el convaleciente José L. Gioja, ninguna de ellas modelos de progresismo político o de la industrialización masiva que propagandiza el gobierno.
El contraste entre las elecciones de octubre 2013 y el desempeño promedio (2003 – 2011) muestra otras particularidades regionales: En los distritos centrales (CABA, y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe) que concentra el 67 por ciento del electorado, el FpV tuvo un caída de 7,3 puntos porcentuales. La caída fue mayor en los distritos periféricos (19 provincias del interior) donde fue de 10 puntos porcentuales, siendo la primera vez que en esos distritos obtiene un resultado por debajo del 40% de los votos. Curiosamente, en la Ciudad de Buenos Aires y las capitales de las 4 provincias centrales, que es donde suele tener el peor desempeño, el FpV obtuvo su apoyo promedio.
Con esta elección el peronismo abre el juego a varios de sus líderes que se posicionan para la sucesión dentro y fuera del kirchnerismo. Al candidato oficial seguramente la presidente lo tenga in pectore – como le gustaba decir a Carlos Menem – para representar al oficialismo puro que no quiere a Scioli. Ese como otra decena de temas aguarda la recuperación de la salud de Cristina Fernández.
El gran tema del PJ es como el de todos los populismos, sin duda, la sucesión. Hasta ahora los candidatos han sido puestos a dedo por la presidente. Esa es una desventaja que el partido tiene con la UCR y sus aliados que ya han acordado utilizar el sistema de las PASO para dirimir candidaturas en torno a un programa común. ¿Podrá democratizarse la elección de candidatos peronistas?
El mensaje oficial que siguió a las elecciones y tuvo a Amado Boudou y otros miembros del gabinete como bastoneros de una fiesta incomprensible, no corresponden a una respuesta que los votantes esperan y demandan del gobierno actual: inseguridad, inflación y corrupción, están al tope de esta agenda. En vez de hablar de esos flagelos, como lo hicieron Scioli; Miguel Pichetto; Martín Insaurralde y otros referentes, los funcionarios oficiales encontraron en el fallo de la Corte un motivo de algarabía en guerra privada contra un grupo mediático.
Gran elección del polo democrático republicano
Sin lugar a dudas, la UCR y sus aliados han hecho una gran elección con más de 5 millones y medio de votos consolidándose como segunda minoría, detrás del FpV, con el 22,9 por ciento de los votos.
La UCR lideró la mayoría de las coaliciones que conformó, compitiendo sólo en 8 distritos bajo su marca partidaria y participando en los otros 15 como miembro de diversas coaliciones, con las notables excepciones de tres distritos claves (CABA, Buenos Aires y Santa Fe) donde obtuvo el 46 por ciento del total de sus votos.
Sólo en dos de los ocho distritos que ganó, ratificó –por amplio margen– el dominio político de las provincias que gobiernan: Corrientes, presidida por el radical Ricardo Colombi y Santa Fe, por el socialista Antonio Bonfatti. Si el polo no peronista hubiera ido unido en Entre Ríos seguramente el chacarero Alfredo De Angelis no hubiera llegado al Senado y en Córdoba le hubiera ganado a Juan Schiaretti, el candidato de José de la Sota.
Fue un gran logro de este espacio que cuenta con estructura partidaria en todas las provincias vencer a los candidatos oficialistas en Mendoza, Catamarca, La Rioja, Jujuy y Santa Cruz; y haciendo en la Capital Federal una excelente elección con la lista de UNEN.
Los jefes nacionales de la UCR, el FAP y el ARI coincidieron, que juntas o por separado, sus fuerzas reunieron casi uno de cada cuatro votos en todo el país, constituyéndose en una clara alternativa de poder en formación, a nivel nacional, al peronismo.
Para esa tarea, el presidente de la UCR Mario Barletta ha destacado la existencia de varios candidatos de ese espacio que resultaron ganadores en esta elección, tales como Hermes Binner, Julio Cobos y Elisa Carrió, al que se suma el senador Ernesto Sanz, que si bien no fue candidato en esta elección trajinó cada uno de los distritos apoyando a todos los candidatos radicales que resultaron victoriosos.
Datos, tendencias y sorpresa
Con la elección del 27 de octubre las fuerzas del polo cuentan con una cantidad de legisladores (diputados y senadores) nada desdeñable: la UCR, 55; Coalición Cívica, 4; Proyecto Sur, 2; Partido Socialista 9; GEN, 5 Frente Cívico y social de Córdoba, 4 y Libres del Sur 1.
Este fuerte bloque parlamentario será el contendor de un bloque peronista que debe pasar por una serie de reacomodamientos propios del cambio de liderazgo en esa fuerza, por lo que hoy el oficialismo cuenta como legisladores nominalmente propios y de aliados a algunos que podrán cambiar de idea.
Una de las novedades de los comicios fue el avance de los partidos de izquierda que en conjunto obtuvieron el 6 por ciento de los votos, aunque el papel más destacado lo jugó el Frente de Izquierda y de los Trabajadores que acaparó el 5,1 por ciento de los votos, ganando 1 diputados para el Partido Obrero y dos para el Partido de los Trabajadores Socialistas. Particularmente notable fue su papel en Salta, donde en un escenario muy fragmentado – y ausente la UCR – salió segundo con 19 por ciento de los votos; y en Mendoza donde salió tercero con el 14 por ciento.
Del 7 D al 29 O
A casi un año de lo que el gobierno suponía era el golpe final al Grupo Clarín, trocado en una guerra abierta contra la Corte – reforma judicial mediante – la propia Corte Suprema falló sobre la controversia, declarando constitucional la ley de Medios Audiovisuales y de plena vigencia. Esa música para los oídos del oficialismo morigeró el golpe electoral sufrido dos días antes y colocó a la presidente como ganadora frente a los “dueños de la pelota” – en este caso los medios – a quienes señalo, el día después de la derrota de las PASO, como “responsables” de una manipulación informativa para favorecer al “suplente” intendente de Tigre.
Tanto este último como Scioli tienen buenas relaciones con el Grupo Clarín al que han visitado durante la campaña, junto a Martín Insaurralde, para el enfurecimiento del kirchnerismo duro.
El fallo de la Corte abre nuevas instancias para que la batalla entre el gobierno y el Grupo Clarín continúe por largo tiempo. Mientras el oficialismo dilapida sus escasas energías en este asunto los graves problemas económicos siguen en manos de Guillermo Moreno, un funcionario que acaba de declarar que la carne no aumentó en los últimos tres años. El secretario debe ser vegetariano.
La derrota del oficialismo en la elección del último domingo de Octubre confirma la liquidación de la hipótesis de la reelección anticipada en las PASO y da inicio a la transición, entendida como un periodo de cambio entre dos situaciones políticamente estables, que concluye con la elección presidencial del año 2015.
Esta nueva etapa es, además, inédita. Por primera vez en su historia, el peronismo en el ejercicio del Gobierno deberá afrontar un doble desafío: las consecuencias del facilismo económico de sus políticas públicas y, al mismo tiempo, resolver una disputa por el liderazgo de esa fuerza política.
Guillermo O’ Donnell tipificó las transiciones – de los regimenes autoritarios a la democracia – según la capacidad de los gobiernos de influir en la dinámica y el contenido de los procesos.
Desde esa lógica analítica, los dos próximos años serán tanto menos problemáticos cuanto más responsable sea la relación entre un gobierno impactado por el resultado electoral y las distintas facciones peronistas necesitadas de sobreactuar sus diferencias.
En otras palabras, está fuera de discusión que el dispositivo de poder – fundado en la relación virtuosa de desempeño económico y legitimidad electoral – que rigió en los últimos diez años llegó a su fin y lo que falta saber es cómo el peronismo procesará ese final de partida.
En efecto, ese cambio de época se evidencia en dos indicadores duros: a fin del año próximo, el stock de reservas – si se mantiene el ritmo actual de caída de más de mil millones de dólares mensuales – será el de finales del año 2001, es decir, alrededor de veinte mil millones de dólares; y siete de cada diez argentinos, al negarle el voto al oficialismo, expresaron su discrepancia con la propaganda de la década ganada.
A partir de ahora son más los interrogantes que las certezas: ¿Asumirá el gobierno la necesidad de restablecer el superávit externo, la solidez fiscal y la competitividad económica perdidos, aún a costa de afectar el relato oficial? ¿Los grupos peronistas que no se sienten representados por el Gobierno, estarán dispuestos a apoyar decisiones oficiales que puedan ser vistas como costos políticos o, en su defecto, acompañarán en silencio el deterioro creciente de la situación social?
En el plano institucional, las distintas facciones peronistas: ¿podrán evitar que las legislaturas y los concejos deliberantes se conviertan en zona de trabajos prácticos de la disputa por el poder partidario?, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires que gobiernan desde hace más de veinticinco años.
En el mundo no peronista, la UCR, el Socialismo, la Coalición Cívica, el GEN y Libres del Sur, demostraron que superaron, no sin esfuerzos, los sistemáticos intentos de cooptación diseñados desde el poder. No sólo eso, pudieron ganar en siete provincias, salir segundos en otras once, triunfar en doce ciudades capitales de provincia y constituirse, con un contingente legislativo de ochenta diputados y senadores, en la principal alternativa al Gobierno en el Congreso de la Nación.
El desafío para ese Polo Democrático y Republicano que se consolidó en la última elección es demostrar que existe la capacidad para construir una coalición -con aptitud de gobierno y apoyo parlamentario- que formule una propuesta de reconstrucción institucional, represtigio internacional del país, transformación productiva e inclusión social.
Pero todos los actores involucrados – Gobierno, peronismo y oposición- tienen que contribuir con sus actos y decisiones a hacer previsible el futuro reduciendo las incertidumbres y así poder desmentir a Julio Cortazar que una vez escribió que la realidad no tiene estilo ni talento.
Artículo Publicado en Clarín
La Democracia Recuperada
Hoy, treinta años después, podemos decir que el 10 de Diciembre de 1983 es el verdadero punto de inflexión en la historia argentina de recurrentes golpes de estado que distinguió el Siglo XX, aquel que E Hobsbawm caracterizó como el más violento en la historia de la humanidad.
La experiencia argentina fue, también, el preludio de la ola democratizadora que se verificó en el Cono Sur de América Latina con los procesos políticos de Uruguay, Brasil, Paraguay y, finalmente en 1990, Chile.
En nuestro país la transición – originada en la frustrada aventura dictatorial de Malvinas- puede caracterizarse como excepcional y “de ruptura”, dado que el triunfo de Raúl Alfonsín permitió una instauración del sistema democrático exenta de negociaciones con el régimen militar en retirada.
Esa es la verdadera razón del inédito juzgamiento, y posterior condena, a los responsables del terrorismo de Estado que constituye el rasgo distintivo del nuevo tiempo democrático de los argentinos.
Además de lidiar con las heridas del pasado inmediato, la democracia recuperada terminó con los riesgos de un conflicto abierto con Chile – que casi nos cuesta el inicio de una guerra entre hermanos- a través del ampliamente mayoritario apoyo popular en una consulta no vinculante a la ciudadanía que, no obstante ello, solo superó por una voto la oposición política justicialista en el Senado de la Nación.
Esas dos iniciativas, el juicio a los ex comandantes y la paz con Chile, posibilitaron el represtigio internacional de la Argentina que liquidó el aislamiento de nuestro país en un mundo que todavía vivía bajo las reglas de la Guerra Fría.
A pesar de esa lógica prevaleciente de las superpotencias, la democracia recuperada pudo aunar esfuerzos con otros países para afirmar la paz en Centroamérica, zona de trabajos prácticos de la lucha ideológica entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, y sentar las bases de una asociación estratégica con Brasil que, todavía hoy, constituye el centro de nuestro accionar internacional.
Los retos de naturaleza económica, por su parte, que requerían – además del empeño- un cambio en el contexto internacional no pudieron ser alcanzados. En efecto, una deuda externa que la dictadura multiplico por cuatro, las exorbitantes tasas internacionales de interés, el proteccionismo de los países centrales y los muy bajos precios de nuestros productos de exportación fueron los límites a las propuestas de transformación que no pudieron ser superados.
Así, entonces, la recuperada democracia de los argentinos pudo, a partir de 1983, dar cuenta de los desafíos que, para ser afrontados exitosamente, requerían esencialmente de claras convicciones y firme voluntad política: la reconstrucción institucional, el juzgamiento de los delitos de la dictadura, la convivencia civilizada y la promoción del respeto a los valores de la tolerancia y el diálogo.
Publicada en Caras y Caretas Año 52 Nº 2287 de Octubre de 2013