Los principales distritos electorales. La movida de Sergio Massa y la alianza en Capital. El pragmatismo opera detrás y a contramano del relato. La verdadera política antiinflacionaria del cristinismo.
El vértigo del que hablamos hace unos días se mantiene en aceleración: control militante de precios; blanqueo de capitales; promulgación de la ley de “democratización de la justicia”; inauguraciones de toda laya; anuncios de abuelazgo presidencial; fustigamiento a propios y extraños y retoques en el gabinete nacional son nuevos eslabones de la cadena de la euforia.
La reforma judicial ha sido respondida por una estrategia de los distintos colegios de abogados consistente en presentar una multiplicidad de recursos de amparo, en consonancia con algunos dirigentes importantes de la oposición. En este tema, el kirchnerismo jugará a todo o nada y, al filo de los plazos para las PASO le dará a la Corte la responsabilidad de decidir en forma expeditiva, con la esperanza cifrada en un ilusorio fallo favorable para seguir adelante con la elección popular de los consejeros de la Magistratura. Un revés pondría fin al intento de control de la Justicia, pero abriría heridas profundas y ahondaría el aislamiento que precedería a los últimos estertores del relato.
Nunca estuvo el justicialismo gobernante más aislado que en la imposición numérica de las últimas iniciativas; cientos de miles de ciudadanos manifestando su desacuerdo en las calles; todos los partidos políticos de la oposición, las asociaciones profesionales y de magistrados, las organizaciones sindicales de los judiciales, la CGT oficialista y la opositora, la CTA, las asociaciones empresarias, ONG de distinto signo y hasta organizaciones internacionales como la Relatoría Especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre la independencia judicial, Human Rights Watch, han coincidido en que con este intento de reforma judicial se juega la República.
El discurso de la presidente, durante el acto oficialista del 25 de mayo y en celebración de la autodenominada “década ganada”, fue uno de los más deshilachados de toda su extensa oratoria, tanto como lo está el modelo de poder que encarna y que su difunto marido supo construir en su provincia primero y en el país, después.
La Cámpora y el Movimiento Evita, junto con algunos asistentes espontáneos dieron el marco para un acto que la tuvo como única oradora, como el centro mismo del poder. Asumió que no es eterna, lo que fue leído como una renuncia a la reelección indefinida, aunque a su alrededor no hay ni pistas de quienes serán los candidatos en las PASO ni quien podría sucederla en el 2015.
Días más tarde y armada de su soledad monárquica, le espetó al gobernador Daniel Scioli que no la acompañaban y que la tomaban de idiota, en otra de las ya clásicas azotainas propinadas en público. Ocurre que la presidente ya huele el tufillo de la “traición”: aunque no es posible saber si entre ellos se encuentra el motonauta de asbesto.
El ex presidente y mentor de Néstor Kirchner, Eduardo Duhlade acaba de dudar de la salud mental de una presidente que reclama ayuda y acompañamiento, pero que contradictoriamente se mantiene aislada en la cima del poder. Un detalle: luego de años, en su discurso de anuncio del plan morenista “Mirar para Cuidar”, la presidente pronunció por primera vez la palabra inflación.
Dos alternativas inquietantes
Agosto – dijimos hace dos semanas – es más definitorio que octubre. En apenas diez días hay que anudar y presentar las alianzas que competirán en las PASO y todavía no hay claridad respecto a esas candidaturas. ¿Si la Corte rechaza la elección popular de consejeros, el Poder Ejecutivo tendrá un argumento para anular las PASO? Más allá de esta inquietante posibilidad, lo que más perturba al gobierno y a Daniel Scioli sería la definición del intendente Sergio Massa.
Con altos índices de popularidad en las encuestas, una aprobada gestión local y un saludable silencio rotundo sobre los temas de actualidad nacional e internacional, el intendente de Tigre disfruta de las mieles de su andar conurbano, anudando con diversos intendentes bonaerenses acuerdos para su posible candidatura. Su juventud le da aire, pero la oportunidad parece ser ahora: Massa diputado nacional, tal vez con Francisco “límite” De Narváez en su armado, sería una buena noticia para los sectores peronistas que no tienen un líder de recambio y desconfían de la salud política de los dos principales afectados: Scioli y la presidente. De cara a las elecciones presidenciales del 2015, hasta para Mauricio Macri, la emergencia de Massa sería un duro golpe
A esta alternativa contraria al proyecto “Cristina Forever” se le suma la posibilidad de que en la Ciudad de Buenos Aires, distrito en el que la figura oficialista de peso sería nuevamente Daniel Filmus, se amalgame una coalición que reúna a la UCR, el PS; el FAP; Proyecto Sur y Libres del Sur que presentaría una dura lucha a los candidatos oficialistas y del PRO.
De esta manera, con la provincia de Buenos Aires y la Capital esquivas al FPV; Santa Fe en el debe por los movimientos que dejaron afuera a Agustín Rossi y la preeminencia electoral de la alianza entre el Socialismo y la UCR; el pobre desempeño oficialista en Córdoba; la candidatura expectante del radical Julio Cobos en Mendoza y una fuerte caída en las encuestas de la imagen del gobierno, las PASO darían al cristinismo un revés definitivo en su aspiración y dejaría abierta la etapa de negociación para la transición.
Esconder las banderas
Si el kirchnerismo se ufana de no abandonar a las puertas de la Casa Rosada sus banderas, ahora hace lo imposible por disimular que las ha relegado a algún sótano de la Aduana Vieja. El pragmatismo lo ha llevado a un blanqueo de capitales en donde los únicos interesados pueden ser los dineros del crimen organizado. Con una escasa posibilidad de repetir los cuatro mil millones del blanqueo anterior, debido a la reticencia de las entidades bancarias a tomar operaciones que nos sean de sus clientes y al escaso incentivo que plantean las malas expectativas de la economía en general, la imperiosa necesidad de divisas y de ganar tiempo para las elecciones, es un dilema para el gobierno que pierde cincuenta millones de dólares por día desde que impuso el cepo cambiario.
En este marco, el blanqueo no parece idóneo para aumentar las reservas que hoy sólo alcanzan para siete meses de importaciones, el nivel más bajo de los últimos dieciocho años.
Sin embargo, la disminución de la emisión monetaria; el abstruso control de precios hecho sobre una cantidad mínima de productos que ya han sido previamente ajustados; un cierre de paritarias dentro de los valores pretendidos por el gobierno; un aumento de la tasa de interés y el ajuste de los combustibles ya están traduciéndose en un enfriamiento de la economía. La falta de creación de empleo y el comienzo de la pérdida de los mismos son los indicadores de la verdadera política antiinflacionaria que el gobierno está implementando, aunque siempre con el ropaje épico de un relato que va en sentido contrario.
En esta tarea, la política monetaria ha pasado, de ser resorte del BCRA, al Banco Nación y la ANSES. Luego de la fuerte escalada en la cotización del dólar paralelo de principios de mayo, el gobierno emprendió una nueva y riesgosa estrategia para controlarlo, con la venta de bonos dolarizados en manos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad – los bonos de los jubilados – de la ANSES y la salida del Banco Nación del mercado de préstamos interbancarios para obligar a los bancos a hacer lo mismo con sus posiciones en bonos.
Junto con el blanqueo – asumido como un “sapo” a tragarse por legisladores oficialistas como Héctor Recalde -; el hostigamiento a la Corte Suprema; el “entendimiento” con Irán; el acercamiento a los “gordos” noventistas del sindicalismo; la utilización de fuerzas de seguridad para hacer inteligencia en asuntos de política interna y un cúmulo de actos de corrupción que ya se han cobrado vidas; las banderas bajadas en aras de la conveniencia hacen que la reticencia obstinada a retornar al mercado internacional de capitales – si estuvieran dadas las condiciones – sea incomprensible e irracional.
Justicia para Todos
La procuradora Alejandra Gils Carbo y el juez Sebastián Casanello fueron imputados en la reapertura de la causa por el nombramiento irregular de fiscales y por el presunto encubrimiento del empresario kirchnerista Lázaro Báez en la causa en la que se lo investiga por lavado de dinero. El fiscal Di Masi impulsó así una denuncia de la diputada Elisa Carrió contra la funcionaria, el magistrado que investiga la causa contra Báez, y los fiscales Carlos Gonella y Omar Orsi, titulares de la Procuraduría antilavado (PROCELAC).
La causa contra la Procuradora, por el presunto nombramiento irregular de fiscales, avanzó luego de que la Sala I del tribunal revocara la decisión del juez federal Casanello de archivar la denuncia y dispuso que se reanude la causa.
Gils Garbó –impulsora de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima– había sido denunciada por el senador radical Mario Cimadevilla a raíz de decenas de nombramientos que consideró irregulares en el ministerio público. La presidente, rápidamente defendió a la Procuradora.
En otro caso resonante, el fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, acusó en un dictamen de quinientas fojas a Irán de infiltrar estaciones de inteligencia en varios países de Sudamérica como Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam “destinadas a cometer, fomentar y patrocinar actos terroristas”.
Cita como ejemplo, que hace unos años, en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York hubo un complot terrorista para realizar un atentado por parte de agentes de inteligencia iraníes residentes en Guyana y Estados Unidos, el cual fue desarticulado a tiempo por las autoridades del FBI.
En su escrito, Nisman realzó la participación de Irán en el atentado a la AMIA e hizo especial énfasis en el rol que el ex consejero cultural de la embajada iraní en Buenos Aires Mohsen Rabbani “tuvo no sólo en el acto terrorista sino como coordinador de esta penetración en Sudamérica y muy especialmente en Guyana”.
Este dictamen, deja muy mal parado el triste “memorando de entendimiento” entre Argentina e Irán, que todavía no ha sido refrendado por el Parlamento de ese país, aunque el encargado de negocios de Irán en Buenos Aires, Ali Pakdaman, anunció que su país había hecho lo propio, aunque por una disposición del Poder Ejecutivo, sin intervención del Legislativo. Pese a estos dichos, nuestro país aclaró que Irán no informó formalmente la ratificación.
El vértigo se acelera en todos los planos de la vida pública y mientras la presidente pide apoyo, desoye todas las voces de alerta, aumenta su aislamiento y se prepara para jugar a todo o nada.