Un análisis de las elecciones de medio término y sus posibles consecuencias. El fallo de la Corte y la “sensación de victoria”. Un panorama complejo con incertidumbre política y económica hacia el 2015.
El lunes 28 de octubre, según qué diario se leyera, había ganadores para todos los gustos. Un perfecto esquema win-win con argumentos para todos los que compitieron. Salvo Francisco De Narváez, cada fuerza interviniente encontró motivos para festejar, tal vez un agradable presente de los 30 años de democracia.
Sin embargo, un análisis político y no meramente matemático muestra que la elección, pese a haber sumado más votos que en las PASO, fue una clara derrota del Frente para la Victoria, si se considera que el objetivo era lograr un número de legisladores que desatara el nudo gordiano del oficialismo: la sucesión presidencial, habilitando la re reelección de Cristina Fernández.
Fue además una derrota importante por la pérdida de votos en la provincia de Buenos Aires a manos del ex Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Sergio Massa, un candidato que no es sólo mediático, como lo fue De Narváez en su triunfo de las elecciones de medio término de 2009, y que está dispuesto a pelearle a Daniel Scioli el lugar de candidato peronista del 2015.
Tanto Scioli como Mauricio Macri salieron perdidosos en términos de proyección para el 2015. El primero porque fue la cara visible de la campaña de Martín Insaurralde y el segundo porque a pesar de haber ganado más legisladores presenta debilidades territoriales y de estructura partidaria que son insalvables. En su repertorio cuenta con una imparable Gabriela Michetti y una ristra de candidatos de “estilo menemista” como futbolistas y actores que se lanzan a la política desde la plataforma de los medios.
Es curioso, pero tanto Massa como Julio Cobos y Mario Das Neves fueron parte del oficialismo y en esta elección triunfaron en sus distritos como opositores. Un síntoma de la desintegración del FpV.
Se repitieron las derrotas en Santa Cruz, esta vez a manos del radical Eduardo Costa. En Santa Fe, Jorge Obeid – ex gobernador de esa provincia – quedó tercero, detrás del humorista del PRO Miguel del Sel. En Jujuy fue derrotado sorpresivamente por una alianza entre radicales y socialistas. Y en Mendoza, el triunfo de Julio Cobos fue contundente.
Las provincias que aportaron votos al FpV fueron las acaudilladas por Gildo Insfran; Jorge Capitanich; Gerardo Zamora – desairado por la Corte en su plan eternizador – y el convaleciente José L. Gioja, ninguna de ellas modelos de progresismo político o de la industrialización masiva que propagandiza el gobierno.
El contraste entre las elecciones de octubre 2013 y el desempeño promedio (2003 – 2011) muestra otras particularidades regionales: En los distritos centrales (CABA, y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe) que concentra el 67 por ciento del electorado, el FpV tuvo un caída de 7,3 puntos porcentuales. La caída fue mayor en los distritos periféricos (19 provincias del interior) donde fue de 10 puntos porcentuales, siendo la primera vez que en esos distritos obtiene un resultado por debajo del 40% de los votos. Curiosamente, en la Ciudad de Buenos Aires y las capitales de las 4 provincias centrales, que es donde suele tener el peor desempeño, el FpV obtuvo su apoyo promedio.
Con esta elección el peronismo abre el juego a varios de sus líderes que se posicionan para la sucesión dentro y fuera del kirchnerismo. Al candidato oficial seguramente la presidente lo tenga in pectore – como le gustaba decir a Carlos Menem – para representar al oficialismo puro que no quiere a Scioli. Ese como otra decena de temas aguarda la recuperación de la salud de Cristina Fernández.
El gran tema del PJ es como el de todos los populismos, sin duda, la sucesión. Hasta ahora los candidatos han sido puestos a dedo por la presidente. Esa es una desventaja que el partido tiene con la UCR y sus aliados que ya han acordado utilizar el sistema de las PASO para dirimir candidaturas en torno a un programa común. ¿Podrá democratizarse la elección de candidatos peronistas?
El mensaje oficial que siguió a las elecciones y tuvo a Amado Boudou y otros miembros del gabinete como bastoneros de una fiesta incomprensible, no corresponden a una respuesta que los votantes esperan y demandan del gobierno actual: inseguridad, inflación y corrupción, están al tope de esta agenda. En vez de hablar de esos flagelos, como lo hicieron Scioli; Miguel Pichetto; Martín Insaurralde y otros referentes, los funcionarios oficiales encontraron en el fallo de la Corte un motivo de algarabía en guerra privada contra un grupo mediático.
Gran elección del polo democrático republicano
Sin lugar a dudas, la UCR y sus aliados han hecho una gran elección con más de 5 millones y medio de votos consolidándose como segunda minoría, detrás del FpV, con el 22,9 por ciento de los votos.
La UCR lideró la mayoría de las coaliciones que conformó, compitiendo sólo en 8 distritos bajo su marca partidaria y participando en los otros 15 como miembro de diversas coaliciones, con las notables excepciones de tres distritos claves (CABA, Buenos Aires y Santa Fe) donde obtuvo el 46 por ciento del total de sus votos.
Sólo en dos de los ocho distritos que ganó, ratificó –por amplio margen– el dominio político de las provincias que gobiernan: Corrientes, presidida por el radical Ricardo Colombi y Santa Fe, por el socialista Antonio Bonfatti. Si el polo no peronista hubiera ido unido en Entre Ríos seguramente el chacarero Alfredo De Angelis no hubiera llegado al Senado y en Córdoba le hubiera ganado a Juan Schiaretti, el candidato de José de la Sota.
Fue un gran logro de este espacio que cuenta con estructura partidaria en todas las provincias vencer a los candidatos oficialistas en Mendoza, Catamarca, La Rioja, Jujuy y Santa Cruz; y haciendo en la Capital Federal una excelente elección con la lista de UNEN.
Los jefes nacionales de la UCR, el FAP y el ARI coincidieron, que juntas o por separado, sus fuerzas reunieron casi uno de cada cuatro votos en todo el país, constituyéndose en una clara alternativa de poder en formación, a nivel nacional, al peronismo.
Para esa tarea, el presidente de la UCR Mario Barletta ha destacado la existencia de varios candidatos de ese espacio que resultaron ganadores en esta elección, tales como Hermes Binner, Julio Cobos y Elisa Carrió, al que se suma el senador Ernesto Sanz, que si bien no fue candidato en esta elección trajinó cada uno de los distritos apoyando a todos los candidatos radicales que resultaron victoriosos.
Datos, tendencias y sorpresa
Con la elección del 27 de octubre las fuerzas del polo cuentan con una cantidad de legisladores (diputados y senadores) nada desdeñable: la UCR, 55; Coalición Cívica, 4; Proyecto Sur, 2; Partido Socialista 9; GEN, 5 Frente Cívico y social de Córdoba, 4 y Libres del Sur 1.
Este fuerte bloque parlamentario será el contendor de un bloque peronista que debe pasar por una serie de reacomodamientos propios del cambio de liderazgo en esa fuerza, por lo que hoy el oficialismo cuenta como legisladores nominalmente propios y de aliados a algunos que podrán cambiar de idea.
Una de las novedades de los comicios fue el avance de los partidos de izquierda que en conjunto obtuvieron el 6 por ciento de los votos, aunque el papel más destacado lo jugó el Frente de Izquierda y de los Trabajadores que acaparó el 5,1 por ciento de los votos, ganando 1 diputados para el Partido Obrero y dos para el Partido de los Trabajadores Socialistas. Particularmente notable fue su papel en Salta, donde en un escenario muy fragmentado – y ausente la UCR – salió segundo con 19 por ciento de los votos; y en Mendoza donde salió tercero con el 14 por ciento.
Del 7 D al 29 O
A casi un año de lo que el gobierno suponía era el golpe final al Grupo Clarín, trocado en una guerra abierta contra la Corte – reforma judicial mediante – la propia Corte Suprema falló sobre la controversia, declarando constitucional la ley de Medios Audiovisuales y de plena vigencia. Esa música para los oídos del oficialismo morigeró el golpe electoral sufrido dos días antes y colocó a la presidente como ganadora frente a los “dueños de la pelota” – en este caso los medios – a quienes señalo, el día después de la derrota de las PASO, como “responsables” de una manipulación informativa para favorecer al “suplente” intendente de Tigre.
Tanto este último como Scioli tienen buenas relaciones con el Grupo Clarín al que han visitado durante la campaña, junto a Martín Insaurralde, para el enfurecimiento del kirchnerismo duro.
El fallo de la Corte abre nuevas instancias para que la batalla entre el gobierno y el Grupo Clarín continúe por largo tiempo. Mientras el oficialismo dilapida sus escasas energías en este asunto los graves problemas económicos siguen en manos de Guillermo Moreno, un funcionario que acaba de declarar que la carne no aumentó en los últimos tres años. El secretario debe ser vegetariano.