La inteligente estrategia desplegada por Cambiemos permitió construir una alternativa de gobierno que primero forzó una segunda vuelta y luego alcanzó una ajustada victoria el domingo 25, escenario impensado hace pocos meses que pone a la coalición victoriosa ante una responsabilidad histórica: reconstruir la confianza en las instituciones y aventar las aventuras populistas.Finalizado el conteo definitivo del primer balotaje nacional de la historia, los resultados finales han sido los siguientes: Mauricio Macri 12.988.349 (51,34 por ciento) y Daniel Scioli 12.309.575 (48,66 por ciento). La diferencia a favor de Macri fue entonces de 678.744 votos.
Dado que en la primera vuelta había sido Scioli el que había obtenido mayor cantidad de votos, es importante tratar de visualizar el proceso de transferencia de preferencias en la segunda vuelta. A nivel nacional las transferencias más significativas, en números absolutos, fueron las siguientes: del total de votantes de Sergio Massa en la primera vuelta, 2.800.000 terminaron votando a Macri y 1.900.000 a Scioli. En el caso de los votantes de Margarita Stolbizer esta cifra fue de más de 500.000 para Macri y sólo 63.000 para Scioli.
Es interesante analizar la información referida a algunas provincias y distritos significativos. Sobresale el caso de la Provincia de Córdoba en la que casi todas las transferencias fueron a favor de Macri dando como resultado el amplio triunfo final de este candidato en la misma.
Un caso diferente lo constituye la Provincia de Buenos Aires en la que finalmente triunfo ajustadamente Scioli. Las transferencias fueron muy equilibradas con una leve tendencia a favorecer a Scioli, salvo en el caso de los votantes de Stolbizer que favorecieron ampliamente a Macri.
Los datos referidos a la Provincia de Santa Fé y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) muestran un comportamiento similar: transferencias equilibradas salvo en el caso de los votantes de Stolbizer que terminaron prefiriendo mayoritariamente a Macri.
Por último, es interesante señalar el caso de la Provincia de Mendoza en la que se produjo un cruce de cambio de preferencias. La mayoría de los votantes de Massa terminaron votando a Macri mientras que los de Rodriguez Saa se decidieron por Scioli.
En resumen, el triunfo de Macri en la segunda vuelta tuvo como base el cambio en la preferencia hacia este candidato, sobre todo por parte de ex votantes de Massa y de Stolbizer.
Podemos decir que la vocación de cambio fue mejor representada por una coalición que ofreció ciertas continuidades, pero fundamentalmente tuvo la capacidad de capitalizar el hartazgo social producido por un gobierno desgastado y desgastante. Hartazgo con múltiples causas y, por lo tanto, una masa de votantes muy heterogéneo que se inclinaron por Mauricio Macri, quien expresó su agradecimiento por tener la responsabilidad de haber sido favorecido con la confianza de aquellos que votaron a otras opciones en el largo derrotero hacia el 25.
Desde el punto de vista electoral y más allá de un cúmulo de errores que cometió el “cuadro más importante desde Juan D. Perón” – que veremos más adelante – la provincia de Buenos Aires, bastión del PJ desde 1983, mostró una preferencia por Cambiemos en el dinámico interior agroindustrial y el norte del conurbano, al igual que la CABA, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Santa Fe. El oeste y el sur del GBA – fuertemente asistido por el gobierno nacional – sigue sosteniendo al PJ, al igual que las provincias del norte y del sur.
La dinámica electoral que permitió el acceso de Cambiemos a la presidencia, sobre la base de los distritos más poblados, tiene su contracara en el Senado, con una muy baja representación. Allí, los pequeños distritos sobrerrepresentados, con gobiernos sin alternancia, estarán menos coordinados que en el pasado y más vulnerables, pero aun así serán persistentes elementos del sistema político que ninguna estrategia nacional podrá ignorar.
Una reconfiguración del sistema político que apunte a la consolidación de una nueva fuerza nacional territorial y legislativamente equilibrada, que pueda competir en paridad con el PJ y, por tanto, que contribuya a crear un sistema de partidos más equilibrado e institucionalizado debería ser el objetivo de la nueva administración. Gobernando la Nación, la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, Cambiemos tiene en sus manos la oportunidad de aprovechar esa circunstancia para reconstituir un sistema de partidos, evento al que posiblemente estemos asistiendo en los próximos meses y que es el principal desafío del presidente electo.
Esa agenda de desafíos se completa con una redefinición de la política exterior de la Argentina que estará a cargo de la Ing. Susana Malcorra, una rosarina de amplia trayectoria internacional, tanto en el ámbito público como privado. Además, la correlación de fuerzas adversa en el Poder Legislativo obligará a una gimnasia deliberativa y de negociación para impulsar el andamiaje normativo que requiera la nueva administración. Por último, y no menos importante, será el restablecimiento de los equilibrios macroeconómicos sin que el costo de ese camino sea pagado sólo por los más débiles.
La herencia
Sin duda alguna, la situación económica dista de ser crítica, en el sentido de no presentar un estallido inminente. Sin embargo, la acumulación de desequilibrios que importó el sostenimiento de un modelo facilista, no se arreglará con medidas sencillas. El déficit fiscal proyectado para todo el 2015 sería del 6,5 por ciento del PIB. Ese nivel de déficit en la historia argentina reciente, solo reconoce cuatro momentos más elevados: el del Rodrigazo de 1975, el período 1981-1984 en el cuál el país entró en cesación de pagos, el período hiperinflacionario 1988-89 y la crisis del 2001. Estas experiencias arrancaron con déficits muy altos que resultaron en la espiralización de la inflación o la cesación de pagos.
Para equilibrar, por lo menos parcialmente las cuentas públicas, existen obstáculos a los que se sumó el fallo de la Corte Suprema – que analizaremos más adelante – respecto a la devolución de lo correspondiente al 15 por ciento de la coparticipación federal y del 1,9 por ciento destinado a la AFIP, lo que afectaría negativamente las cuentas de la Nación, en un estimado del 1 por ciento del PBI.
En cuanto al sector externo habría que esperar al 11 de diciembre para conocer con certeza el nivel de reservas de un Banco Central que ya ha dejado de vender dólar ahorro y limitado las divisas al puntos que las compañías aéreas no venden pasajes a plazo y las terminales automotrices tienen dificultades para entregar productos al mercado.
Una forma de ingresar divisas es el nivel de liquidaciones del stock de soja disponible que determinara la dinámica del comercio exterior en los próximos meses y, probablemente, también en todo el 2016. En ese sentido, resultaran estimulantes o no los anuncios de políticas para el sector y la evolución del tipo de cambio, aunque también dependerá del resultado de la siembra, ya en curso, y la dinámica de los precios internacionales. Estas últimas dos variables están fuera del control de la próxima administración y no lucen optimistas para el próximo año.
¿Se pelean o se reproducen?
El peronismo se enfrenta a su destino dividido en, al menos, tres sectores importantes: el PJ “de los gobernadores”, el Frente Renovador y el Frente para la Victoria. El primero no puede, o no quiere salir del redil en el que la presidente los ha juntado a fuerza de billetera y carácter. Reunidos el martes 1 – menos Juan Urtubey y Alicia Kirchner – para definir al jefe de bloque de diputados y al presidente de la Auditoría General de la Nación, la presidente tuvo apenas resistencia para imponer sus deseos. Allí estarán designados Héctor Recalde y Ricardo Echegaray, respectivamente. En la tensa reunión a la que asistieron Daniel Scioli – quien no abrió la boca -, Gildo Insfrán, Carlos Fellner – candidato de los gobernadores para presidir la AGN -, Juan Manzur, José Luis Gioja y su sucesor Sergio Uñac y Sergio Urribarri y su sucesor Gustavo Bordet, Rosana Bertone, Domingo Peppo – y sus sombra Jorge Capitanich, Sergio Casas (La Rioja) y Maurice Closs – gobernador saliente de Misiones.
“Disculpame, que hagan autocritica los que se equivocaron, yo no me equivoqué en nada”, le contestó furiosa Cristina Kirchner, a un osado que interrumpió el monólogo analítico sobre las elecciones que desembocaron en la desastrosa situación actual del peronismo. La “Liga” se llevó un premio consuelo: poner a Gioja en la vicepresidencia segunda de diputados.
Sea como fuere, la combinación de decisiones de la presidente y la obediencia o impericia de los gobernadores han dejado al PJ al borde de la inanición política: habiendo perdido la provincia de Buenos Aires y el gobierno nacional, el PJ “oficial” pierde el 80 por ciento de la inmensa base material y simbólica que controlaba desde el año 2002.
En este trance, no cabe más que responsabilizar al kirchnerismo por la suerte del PJ, que no parece ser muy diferente a la que correrá el propio sector. En 12 años de gobierno pleno, el núcleo duro del FpV es La Cámpora, agrupación que sólo logró ganar un centro de estudiantes en una facultad de Ciencias Sociales de la UBA y perder en todos sus intentos de ganar la consideración del mundo universitario; que no permeó los sindicatos y sólo administrará tres intendencias: Mercedes; Moreno y Ushuaia. Tiene 23 diputados y un par de senadores. Esa “acumulación primaria” no parece ser lo suficientemente sólida para imponer condiciones en el duro llano.
El Frente Renovador aparece como una bocanada de aire encabezada por alguien que tiene entre ceja y ceja el sillón de la Casa Rosada, diálogo con líderes del PJ y buenos modos con la oposición, tal como lo muestra los rápidos acuerdos logrados con María Eugenia Vidal en la provincia. El tiempo dirá cómo decanta esta situación y cómo se irá reconfigurando el sistema político argentino.
Suprema sorpresa
El fallo extemporáneo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación le quita al gobierno de Cambiemos un instrumento de negociación con los gobernadores, máxime cuando se requerirá consensuar con la futura oposición el apoyo en ambas Cámaras del Congreso Nacional, y modifica el esquema tributario vigente en los últimos años.
La Corte resolvió en tres fallos que benefician a Santa Fé, San Luis y Córdoba, declarar inconstitucional la “deducción del 15 por ciento” que hoy se aplica a la masa de impuestos coparticipables para financiar a la ANSeS. Esta deducción se implementó en 1992 – para atenuar el impacto del régimen de capitalización en las cuentas públicas – cuando las provincias y la Nación acordaron, entre otros aspectos, destinar estos recursos a financiar el creciente déficit del sistema de seguridad social nacional. A partir de ese año, las provincias y la Nación le “cedieron” anualmente a la ANSES aproximadamente 1,7 por ciento del PIB, dineros que tampoco fueron suficientes para cumplir el objetivo de equilibrar el déficit previsional, por lo que en los años subsiguientes se fueron ampliando las asignaciones específicas de impuestos nacionales.
Más allá de los aspectos legales específicos atendibles que invoca la Corte en su fallo, lo que queda en claro es que de ahora en más el Estado nacional debe “cesar en forma inmediata de detraer esos fondos” y “devolver a las provincias” de Santa Fe; San Luis y Córdoba – aunque a esta última el fallo la diferencia, por ahora.
En el fondo, el fallo golpea al financiamiento de la ANSES en favor de las arcas provinciales. Por su parte, el superávit que hasta hoy presenta el ANSES, y que no queda dentro del sistema previsional sino que se utiliza para financiar al tesoro nacional – que ha sido deficitario desde el año 2009 – se perderá. Por lo tanto, disminuir el aporte de las provincias a ANSES ya no sólo repercute en la seguridad social sino en el gobierno nacional, cuya administración deficitaria se financia principalmente con el sistema previsional y el BCRA. En consecuencia, esta merma de ingresos repercutirá en el déficit y en las prestaciones de la ANSES que afectan a los programas sociales claves destinados a la población vulnerable: jubilaciones y beneficiarios de AUH/AUE y programas como el Conectar – Igualdad, Procrear y Progresar.
Por último, el fallo de la Corte dispuso también detener la deducción de 1,9 por ciento que el Estado nacional realiza sobre la recaudación tributaria total neta de los recursos aduaneros a cargo de la AFIP que se utiliza para financiar necesidades de infraestructura, remuneraciones, material técnico, y – en definitiva – la eficiencia y eficacia en la recaudación de impuestos de la AFIP.
Es anecdótico el hecho de que la presidente haya acatado de inmediato el fallo y eliminado la detracción del 15 por ciento, agregando otra guirnalda más al árbol de la nefasta herencia económica del kirchnerismo.
De la cadena nacional a la cadena de errores
Tal vez, la “batalla de la 125” haya sido el eslabón inicial y motor de un largo rosario de errores de la presidente saliente. La “grieta” comenzó a abrirse allí, el kirchnerismo perdió esa lucha, con ella perdió la calle y ante marchas ciudadanas hizo caso omiso y se refugió en la paranoia de teorías conspirativas. La Ley de Medios fue la continuidad, la venganza contra “la corpo” y un nuevo fracaso por su inaplicabilidad y la enorme cantidad de energía puesta al servicio de una cuestión casi personal.
La ruptura con Hugo Moyano puede contarse como el más grande error estratégico del FpV, seguido de la fractura de ATE y de todo el sindicalismo entre fieles e infieles según respondieran a la voluntad de la presidente. Ni hablar de haber elegido a un compañero de fórmula como Amado Boudou, o haber puesto la economía en manos de un docente sin experiencia, como Axel Kicillof.
La mala elección de candidatos y funcionarios se extiende a la postulación a otras áreas, incluyendo a Roberto Carlés para integrar la Corte Suprema. Y un párrafo aparte merece la elección de Aníbal Fernández para competir por la provincia de Buenos Aires junto con el poco conocido Julián Domínguez, candidatos que sellaron la suerte del PJ provincial.
La política exterior al mando de Héctor Timerman fue de una inconsistencia que le valió el aislamiento actual del país; el decaimiento del Mercosur y el acercamiento a regímenes autocráticos como el del extinto Muhamar Kadaffi a quien la presidente visitó cuando aún ocupada el “trono” de Libia. Tapizan esa política exterior estrafalarios acuerdos comerciales con países africanos y un peligroso acercamiento a China, Rusia e Irán. Con este último se firmó un memorándum de entendimiento cuya inutilidad manifiesta es tan palmaria como su inconstitucionalidad y origen de la muerte del fiscal Alberto Nisman.
El acercamiento a gobiernos de dudoso o nulo respeto por los derechos humanos encontró su par en la designación del general César Milani como jefe del Ejército. Y los desaguisados de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo fueron metidos bajo la alfombra con la estatización de su endeudada Universidad Popular de las Madres y con el cajoneo de los actos de corrupción de la Fundación Sueños Compartidos.
La lucha facciosa se extendió al Poder Judicial, poder que sin duda debe modernizarse y mejorar, pero no convertirse en un socio del Poder Ejecutivo, tal cual pretendió el plan de “democratización de la Justicia”.
Podríamos seguir, pero nos detenemos aquí. La presidente que jamás reconoció un error se va sin admitir que es la responsable de la debacle de su partido y de arrastrar al PJ con ella. Una parte es su culpa, otra parte es el resultado inevitable del culto al líder: en el populismo la sucesión es casi imposible. Por eso, retomar la senda del crecimiento económico, represtigiar el papel de la Argentina en el mundo y darle calidad democrática la funcionamiento del sistema político son grandes objetivos que Cambiemos se ha trazado para evitar que el país vuelva a caer en la tentación populista.